Continuamos hablando de energía, pero ahora en términos de ritmo y vibración, para que conozcas la importancia de la respiración rítmica.
Te explico en qué consiste, cómo practicarla, y todo lo que puede hacer por ti, ya que es el ritmo natural de la vida, y sincronizarte con él te aporta innumerables beneficios.
Recuperamos así esta práctica tan sencilla, y al final hacemos juntos una meditación para equilibrar los hemisferios cerebrales. ¡No te la pierdas!
Contenido
- Ritmo y vibración en el universo. Minuto 12:18
- La respiración rítmica: Shama Vritti pranayama
- Meditación para equilibrar los hemisferios cerebrales. Minuto 22:22
Transcripción
Seguro que has escuchado mil veces que somos energía, y que todo en el universo, desde el átomo o la célula más pequeños, hasta el mayor de los planetas, todos contamos con una cierta vibración.
En función de lo rápida que sea ésta podemos clasificar la energía en densa, fácil de percibir con los sentidos, o sutil, invisible al ojo humano. Pero energía al fin y al cabo, sin importar si hablamos de nuestro cuerpo o nuestros pensamientos.
Todo es energía y vibración, y hoy vamos a ver qué importancia tiene este hecho en la respiración, conociendo la respiración rítmica, para sincronizarnos con el ritmo natural de la vida.
Ritmo y vibración en el universo
Para comprender la importancia de la respiración rítmica, debemos volver a la idea de la energía, y, en concreto a su vibración, ya que no hay nada en el universo, o en la naturaleza, que se mantenga en un estado de reposo absoluto.
Todo en el universo está en constante cambio y transformación. Las formas materiales surgen y desaparecen, los pensamientos vienen y van, las emociones se elevan y se disipan. Nada en el universo físico es permanente ni estático.
Podemos profundizar más en esta idea de impermanencia si consideramos la relación entre materia y energía. Desde una perspectiva yóguica, la materia y la energía son dos aspectos de la misma realidad. La energía se manifiesta como materia y la materia se transforma en energía en un ciclo continuo. Por lo que ambas se encuentran en un estado constante de interacción y cambio.
Incluso nuestro propio cuerpo está constantemente experimentando cambios a nivel celular, lo que significa que no somos los mismos físicamente en días sucesivos, y mucho menos al cabo de unas pocas semanas o meses.
Las células en nuestro cuerpo están en un proceso constante de división y renovación, algo esencial para el crecimiento, la reparación y el mantenimiento de los tejidos corporales. A medida que las células se dividen, las células hijas reemplazan a las células viejas o dañadas.
Por ejemplo, las células de la piel se renuevan constantemente, de forma que las células muertas en la capa más externa de la piel se desprenden y son reemplazadas por células nuevas que se producen en las capas más profundas de la piel. Este proceso de renovación celular contribuye a mantener la piel saludable y en buen estado.
Además de la piel, otros tejidos y órganos también experimentan renovación celular continua. Por ejemplo, las células sanguíneas tienen una vida útil limitada y son constantemente reemplazadas por nuevas células producidas en la médula ósea. El revestimiento del intestino se renueva cada pocos días para mantener la integridad de la barrera intestinal y facilitar la absorción de nutrientes.
La única constante, por tanto, es el cambio. Y con él la vibración, y el ritmo.
Todo en el universo sigue un cierto ritmo o ciclo. Desde las estaciones del año hasta las fases de la luna, desde el latido del corazón hasta la respiración, todo sigue un patrón rítmico. Este ritmo está en la base de la creación y es una manifestación del orden cósmico.
El ritmo en el cuerpo humano es fundamental para su funcionamiento adecuado y su sincronización con el entorno. Nuestro cuerpo está lleno de sistemas biológicos que exhiben ritmos y ciclos regulares, desde los procesos metabólicos hasta los ritmos cardíacos y respiratorios, así como los ciclos de sueño y vigilia.
Uno de los ritmos más destacados en el cuerpo humano es el ritmo circadiano, que es aproximadamente un ciclo de 24 horas y regula muchos aspectos de nuestra fisiología y comportamiento, como el sueño, la temperatura corporal, la secreción de hormonas y el rendimiento cognitivo.
Este ritmo está influenciado principalmente por la luz y la oscuridad del ambiente, a través de la señalización de la luz recibida por el ojo y transmitida al reloj biológico interno en el cerebro.
Además del ritmo circadiano, también hay otros ritmos biológicos más cortos, como el ritmo ultradiano, que ocurre varias veces al día, y el ritmo infradiano, que tiene una periodicidad mayor a 24 horas, como los ritmos menstruales en las mujeres.
La influencia de la naturaleza y el universo en estos ritmos biológicos es profunda. Por ejemplo, la luz solar es el principal sincronizador del ritmo circadiano. La exposición a la luz solar durante el día ayuda a mantener un ritmo saludable, mientras que la falta de exposición adecuada a la luz durante la noche puede alterar este ritmo y afectar la calidad del sueño y otros procesos fisiológicos.
Además, otros aspectos de la naturaleza, como el clima, la temperatura y la estación del año, también pueden influir en nuestros ritmos biológicos. Por ejemplo, la exposición a temperaturas frías puede afectar la regulación de la temperatura corporal y el metabolismo, mientras que los cambios estacionales pueden influir en los patrones de sueño y la actividad física.
Incluso los ciclos lunares tienen un gran impacto en nuestro cuerpo y en nuestra mente. Desde el yoga sabemos cómo la energía es completamente distinta en las fases de luna llena o luna nueva, y cómo cada mujer tiene un calendario propio de emociones y vitalidad, en base a los 11 puntos lunares.
Por tanto, el ritmo se encuentra también presente en el cuerpo humano, siendo crucial para su correcto funcionamiento. Y está influenciado por una variedad de factores, incluida la naturaleza y el universo que nos rodea. La comprensión de estos ritmos y su relación con nuestro entorno puede ayudarnos a optimizar nuestra salud y bienestar.
El poder del ritmo y de la vibración es muy poderoso. Tanto que, cuando un regimiento de soldados cruza un puente, se les pide romper el paso, por el temor de que la vibración genere resonancia, y pueda llegar a destruir el puente.
La resonancia es cuando un objeto o sistema vibra a una cierta frecuencia, y hace que otro objeto o sistema vibre también, incluso si no se les ha aplicado directamente esa frecuencia. Otro ejemplo que te puede ayudar a comprenderlo es cuando una persona canta una nota y hace que un vaso de cristal cercano empiece a vibrar y producir un sonido similar.
Pero la resonancia también puede tener un efecto muy positivo en nosotros, y hoy vamos a verlo a través de la respiración. Porque la práctica consciente de la respiración puede aprovechar la resonancia para mejorar la vitalidad y el bienestar.
Al respirar de manera profunda y consciente, podemos inducir la relajación, aumentar la oxigenación del cuerpo, mejorar la concentración y el enfoque, y cultivar un mayor equilibrio emocional, promoviendo una mayor salud y bienestar a todos los niveles.
La respiración rítmica: Sama Vritti pranayama
La respiración rítmica es una parte fundamental de la práctica del yoga, e implica inhalar y exhalar en un patrón regular y controlado. Este ritmo respiratorio suele ser lento, suave y profundo, lo que permite una mayor conciencia del proceso de respiración y de su conexión con el cuerpo y la mente, a la vez que facilita el flujo de energía vital a través del cuerpo.
Hablamos de ello en el episodio número 20, en el que introdujimos la técnica de sama-vritti pranayama. Aunque en esa ocasión pusimos el énfasis en el ratio, concentrándonos en que la inhalación fuera de la misma duración que la exhalación.
Hoy vamos a ir un poco más allá, ya que en realidad la respiración rítmica se basa en los latidos del corazón, por lo que el ritmo varía de una persona a otra. Cada individuo debe encontrar su propia unidad del latido del corazón, ya que es la más beneficiosa para él, a la hora de practicar la respiración rítmica.
Una vez localizado tu pulso, puedes comenzar a contar el tiempo que tardas en llenar los pulmones, en latidos del corazón, para después exhalar en ese mismo número. De forma ideal, deberías comenzar con 6, y después ir ampliando, aunque si no te resulta posible, siempre puedes comenzar con una cifra interior. Lo importante es que mantengas la cuenta en base a los latidos, y que la inhalación dure exactamente lo mismo que la exhalación.
Al principio puede que necesites mantener una mano apoyada sobre la muñeca para tomar el pulso, pero con el tiempo verás que tu mente integra el ritmo, y no necesitas llevar la cuenta.
Es lo ideal, para poder mantener siempre tu respiración dentro de este patrón, sin necesidad de estar concentrado o prestar atención.
En el caso de prácticas avanzadas, si quieres añadir tiempos de retención, éstos deberían ser la mitad que los tiempos de inhalación y exhalación.
Desde el punto de vista yóguico, la respiración rítmica es como un columpio que coge impulso, siendo capaz de absorber y controlar con gran fuerza y facilidad una mayor cantidad de prana.
Esta energía queda a disposición del yogi para emplearla en aquello que necesite, como reponer la vitalidad, sanar alguna parte del cuerpo, o transmitir pensamientos.
Meditación para equilibrar los hemisferios cerebrales
- Para abrir el espacio: siéntate con la espalda recta, coloca las manos en el mudra de plegaria y canta 3 veces Ong Namo Guru Dev Namo.
- Postura: sentado en postura Fácil (Sukhasana) vas a colocar las manos a la altura de los hombros, dejando los codos doblados a los lados del cuerpo, y las palmas al frente. En esta posición mantienes juntos los dedos índice y corazón por un lado, y los dedos anular y meñique por otro, formando una V entre ellos. Los pulgares también quedan separados, alejándose de las manos.
- Respiración: inhala y exhala de forma fragmentada por la nariz, en 10 partes iguales.
- Ojos: enfocados en la punta de la nariz.
- Tiempo: 11 minutos.
- Para terminar: inhala profundo, sostén el aire aplicando mulabandha y estira fuertemente. Exhala completamente y repite esta respiración dos veces más.
- Para cerrar el espacio: recita el Eterno Sol “que el Eterno Sol te ilumine, el amor te rodee y la luz pura interior, guíe tu camino” y canta 3 veces Sat Nam.